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Autor: Miguel Barrachina Ros, presidente provincial del PP Castellón
El ministro de Fomento, el socialista valenciano José Luis Ábalos, anunció la semana pasada en el Congreso que aplaza hasta otoño las actuaciones programadas para junio que el Gobierno del Partido Popular dejó listas en los Presupuestos Generales del Estado, excepto una obra, que sí han considerado de urgencia y que al parecer acabará con los problemas sociales más importantes de este país: desenterrar a Franco.
El objetivo del Gobierno de Pedro Sánchez, que es publicidad en estado químicamente puro, es, primero, ocupar cuanto antes la radio y televisión pública. Para ello, entre el Congreso y el Senado se van a celebrar hasta siete plenos para que Podemos y PSOE se hagan con el control total de RTVE. Entonces sí, con el control de los medios públicos, el Gobierno de Pedro Sánchez pondrá en marcha, a partir de otoño, las obras presupuestadas y programadas por el Ejecutivo del PP.
Y entre las actuaciones que ahora bloquea este televisivo gobierno, la tan necesaria ampliación de las frecuencias de trenes hasta Vinaròs que el Gobierno del Partido Popular tenía previsto incrementar este verano de 4 a 12 trenes subvencionados diarios en ambos sentidos.
Cierto, el mayor de España, como consta en el acuerdo de Consejo de Ministros donde el gobierno popular aprobó el 15 de diciembre las nuevas obligaciones de servicio público para todo el país y el 22 de mayo, durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado, el ministro Íñigo de la Serna anunciaba en el Congreso que en junio se iba a firmar el contrato y, por lo tanto, la entrada en marcha de los ochos nuevos trenes en cada sentido.
Sin embargo, con la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa con una moción de censura, que salió adelante con el apoyo de golpistas y los amigos de los etarras, el Gobierno decide aplazar su puesta en marcha hasta otoño con el único motivo de hacer creíble que la ampliación de las frecuencias de trenes hasta Vinaròs es suya.
Esta estrategia obedece a una campaña planificada por el PSOE, que consiste en decir ahora que no hay trenes hasta el norte de Castellón y con la llegada de los mismos, en otoño, intentar colgarse la medalla y decir que el mérito es suyo.
La urgencia política de Sánchez no tiene nada que ver con las necesidades de los castellonenses, porque con el aplazamiento de las frecuencias de los cercanías, los municipios del norte perderán muchas oportunidades durante este verano.
Los trenes al norte no es el único bloqueo del PSOE al crecimiento de nuestro territorio. Los socialistas, con la ayuda de Compromís en la conselleria de Medio Ambiente, llevan 15 meses obstaculizando la ampliación de la A-7 desde Vilanova d'Alcolea hasta La Jana. Una obra que el ministro Ábalos obvió durante su comparecencia la semana pasada.
Cabe la posibilidad que, tras 15 meses atascando esta obra que supone una inversión de 434 millones de euros y continuar con 48 kilómetros de una autovía gratuita, que uniría la provincia de norte a sur, el gobierno del PSOE esté planteándose abandonar la obra que programó y anunció personalmente Mariano Rajoy para que nos conformemos con la liberalización de la autopista.
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