Es triste, pero lo dijimos y ha sido

Autor: Mario García Bascones, concejal y presidente del PP de Nules

Sinceramente, habría preferido equivocarme. No hay mal augurio peor que el que se cumple y desde el 2015 llevamos advirtiendo de que el pacto interesado que desgobierna en Nules nos iba a llevar a una situación límite con su pésima gestión. Y ha pasado. Desgraciadamente. Porque no me alegro de que el Ministerio de Hacienda amenace a mi Ayuntamiento con la intervención y la disolución de los órganos de gobierno.

Nos criticaban cuando les llamábamos el pacto del gasto, ponían en cuestión nuestra manera de hacer oposición, pero como suele suceder, el tiempo nos ha dado la razón. ¿Y que han hecho los amigos que no son tan amigos? Pues primero, echarse los trastos a la cabeza. El portavoz socialista, consciente del marrón que se les venía encima, dio un paso atrás y tildó lo sucedido de «nefasta gestión económica del concejal de Hacienda (el alcalde)». Después, en el pleno --seguramente tras un rapapolvo monumental de sus compañeros de despropósitos--, trató de vendernos una de sus cabras en forma de falsos argumentos y una ridícula abstención. Puede creer que todos en el mundo somos menos listos y capaces que él, pero lamentamos decirle que la ciudadanía no se deja engañar.

Y ante la evidencia de su desastre gestor han hecho lo mismo de siempre: echar la culpa a un funcionario --que no puede defenderse porque ya no está en el Ayuntamiento--, eludir su responsabilidad --porque son los políticos los que deben supervisar con diligencia que sus acuerdos se aplican-- y, por supuesto, insultar al Partido Popular. El portavoz socialista me llamó «jefe de pista» y habló de la oposición como «un circo». Y sus amigos le rieron las gracias. Es el pegamento que los une.

Por su parte, el alcalde que quiere seguir siéndolo con un nuevo partido que vuelve a ser la suma de otros con objetivos poco claros --solo tienen en común su resquemor con el PP--, dijo en un acto público que me rodeo de «gente mediocre» y llegó a llamar «matón» a un trabajador del Ayuntamiento en la anterior legislatura. Falta al respeto a quien no le da palmadas en la espalda y oculta su nefasta gestión vendiendo un humo que ya no les deja respirar.

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